El vestíbulo de este edificio se inspira en La Fábrica, del arquitecto Ricardo Bofill y en la residencia del escultor Xavier Corberó. Estos edificios, peculiares por la organización de los espacios y las entradas de la luz, destacan por la repetición de una forma que unifica la obra: los arcos. Los tonos grises y los materiales naturales se mezclan con la vegetación dando vida y personalidad al conjunto. El sistema de luz artificial se asemeja al escogido por Ricardo Bofill aportando calidez y optando por luminarias lineales de luz cálida. Los materiales fríos contrastan con la calidez de la madera seleccionada para el mobiliario y el pavimento.
En esta planta podemos ver cómo se combinan materiales fríos como el microcemento con materiales más cálidos como la madera o los textiles en fibras naturales.
Uno de los puntos focales del proyecto es la escalera que dirige a los usuarios a las oficinas de la planta superior. El tercer escalón se convierte en un banco de doble función: actúa como jardinera para los árboles que potencian y dan vida a la doble altura y como asiento para las personas que estén esperando su cita.
Para el proyecto se diseñó también un banco de forma orgánica hecho a base de hormigón, un sobre de madera y tapicería de lino natural. Este banco actúa, a su vez, como mesa para el conserje y como zona de espera para las personas que visitan el espacio.