No hace falta hacer una demostración de las capacidades increíbles de nuestros jóvenes que ahora comprenden mecanismos en otro tiempo complejos. Todos saben usar un ordenador desde la edad preescolar, algunos escriben scripts en primaria y jóvenes estudiantes como Boyan Slat o Jack Andraka reciben premios por inventos de gran complejidad. Esta aceleración no deja lugar a dudas y todos los sectores se ven afectados por esta nueva capacidad. En ese caso, ¿cuál es la función de las instituciones de enseñanza en una sociedad que aprende tan rápido?
Antiguamente la respuesta era sencilla: la escuela era el lugar exclusivo del conocimiento. En la actualidad, estos lugares están por todas partes y están abiertos en todo momento. Wikipedia, Youtube, los podcasts, sin ignorar los cursos de formación en línea de todo tipo, representan una oferta abundante para el que quiera aprender algo.
Más allá de Montreal, la red LCI Education reúne 23 campus, en cinco continentes. Melbourne, Barcelona, Colombia, México, Marruecos, Indonesia… cada año tenemos la oportunidad de observar la inmensa diversidad y la increíble sed de conocimiento de más de 15 000 estudiantes. Al cumplir con nuestra misión, nos dimos cuenta de que el desafío no consistía solamente en el rendimiento escolar, el éxito o incluso el conocimiento. Con el paso del tiempo y de la gente, vimos que nuestra responsabilidad era mayor. Entendimos que, a través de sus estudios, estos jóvenes se convertían en adultos. Estos estudiantes se convertían en ciudadanos. Ya no era solo cuestión de conocimiento, sino de saber ser.
La Fundación LCI Education nació de esta voluntad de asumir esta nueva función y de concienciar a sus estudiantes: además de su trabajo, ¿qué papel querrán desempeñar mañana en este mundo? ¿Cómo querrán contribuir? ¿Qué lucidez tendrán? Vamos a hacer de nuestros estudiantes almas conscientes. Seres apasionados por lo que les rodea. Constructores de un mundo a su imagen. En resumen, queremos que nuestros estudiantes se conviertan en ciudadanos del mundo.
Para ello, hacemos todo lo posible para que, en cualquier lugar del mundo, cada campus de nuestra red disponga de un programa de implicación social, donde cada alumno pueda ofrecer su tiempo, su talento y sus esfuerzos para cambiar las cosas. Ellos eligen los proyectos y los dirigen. Son sus ideas, sus iniciativas... Se trata de su futuro.
A su alrededor, los docentes están en primera línea. Los ayudan y los supervisan con benevolencia, y juntos... crecen. Desde hace mucho tiempo estamos implicados en numerosos programas con dos prioridades: la educación y la comunidad. Nuestro mundo para cambiar nuestro mundo.
El arquitecto no se equivocó. Sí, el conocimiento se duplica. Se duplica rápidamente. Pero el domo geodésico de la isla Santa Elena es una demostración todavía mayor, siempre que se mire desde más cerca. La Biosfera es tan fuerte porque cada punto está conectado a los demás. Las conexiones, los cruces son lo que hacen que esta esfera sea sólida. La Fundación LCI Education es una esfera más fuerte, siempre y cuando nos crucemos.