Esa sensación de libertad cuando el viento te roza la mejilla, dejando el pelo bailar al son de la calma. Aparece una luz que ilumina un prado lleno de amapolas. Los pies se hunden en la húmeda tierra. Cierras los ojos y te dejas llevar por el sentimiento. Tu alma se encuentra libre, con una intensa calma y con ganas de llegar a sus objetivos. No te conoces pero sabes bien que vayas donde vayas encontrarás tu camino, siendo cada día un ser cambiante.